Apuntes extra sobre política 2.0

Friday, September 25, 2009 ·

Ayer comentaba con algunos amigos que la entrevista en la que participamos don Ottón Solís y yo hace un par de días me generó muchas más preguntas que respuestas. Esto porque el tema de la política en línea es amplísimo, y está lleno de implicaciones de todo tipo. Creo que, de todas las cosas que conversamos en esa entrevista, hay un par que se me escaparon en el momento y son importantísimas de acotar.
La primera, tiene mucho qué ver con las y los candidatos 2.0 y las "nuevas" formas de hacer política. Comenzar a contar qué es web 2.0 en este espacio es como cantarle al coro, así que bueno, haré referencia al tema solo cuando sea necesario para establecer paralelismos entre las prácticas conectadas y desconectadas. Personalmente me parece que las y los costarricenses, en general, están cansados de la política tradicional: uno escucha discursos, ve comerciales y campos pagados, lee el periódico... consume esa información superflua por default. Es lo que está allí, lo que no ha cambiado en tantos y tantos años de politiquería electorera. Cada cuatro años, hay un nuevo ataque del exceso de información inservible, de promesas que no se van a cumplir nunca y de ataques personales y kinderescos entre candidatos.
En este punto es en donde está la primera afirmación arriesgada que se me ocurre hacer hoy: las tales "nuevas" formas de hacer política no tienen, ni en la forma ni en el fondo, cosa nueva alguna. No son nuevas. Son viejas y huelen a rancio. Usar internet para seguir haciendo vieja política es exactamente como pasar, en otro momento histórico, del periódico a la televisión. Creo que eso explica un poco mejor lo que quiero decir cuando afirmo que "ser 2.0" va bastante más allá de abrir una cuenta en facebook o espamear a los infelices seguidores por la vía del correo electrónico.
Una "nueva forma de hacer política" implicaría no solo ideas frescas y una propuesta de participación ciudadana: ¿cómo hacemos que esta participación ciudadana sea real? ¿cómo se pueden diseñar estrategias que reflejen en la práctica esas anheladas ideas de las y los ciudadanos? ¿saben las y los políticos de Costa Rica qué significa 2.0? Esto último me parece muy interesante de investigar, sobre todo por un tema que tocamos con don Ottón y que, en el momento no me pareció tan importante...
Y aquí viene la segunda cosa que quería rescatar: el consabido tema del anonimato en línea, de la atacadera, de los trolles. Este tema está directamente relacionado con el anterior, pues no es otra cosa que la reproducción, en la práctica, de lo que mencionábamos anteriormente como "vieja política en nuevos medios". El ataque, la chota irrespetuosa, el trapo sucio, son armas que los políticos han utilizado, generación tras generación, para acabar con la paciencia de un electorado bastante manso y un poco menso, que aguanta-aguanta-aguanta.
Llevar esas prácticas a la internet es ensuciar, de primera entrada, una cancha que se presta para mucho más. Por mi experiencia personal, y varios años de observación antropológica, me he dado cuenta de que en general, los espacios participativos en línea en efecto se automoderan. O sea, sé que el diseño mismo, desde su inicio, está pensado para la automoderación. Pero le he dado mucha más importancia de la necesaria a la observación del fenómeno para entender más o menos cuál es el comportamiento de los trolles en la red. La conclusión es sencilla: no se alimenta la troll. Esa es la base de la automoderación de los espacios participativos. Una vez que el troll entiende que no hay comida en este blog, o en este video, o en este álbum de fotos, se aburre y se va.
Todo lo anterior, porque en nuestra entrevista (esto es un absoluto spoiler, porque la entrevista sale hasta octubre), don Ottón expresaba su preocupación por los ataques que recibe de usuarios anónimos en la internet. Gente que uno no sabe quién es, "que se esconden en el anonimato" para atacar, para hacer daño, etcétera. Yo creo que es importante plantear una diferencia de base entre los trolles comunes y corrientes y la gente que reproduce las prácticas políticas viejas en los nuevos espacios en línea. Son dos especies aburridas, sí: pero la intencionalidad de una de ellas es la forma de vida de la otra. Las viejas formas de hacer política están, entonces, aburriendo la cancha de la web 2.0 y paseándose en la fiesta.
Y creo que la discusión, en general, va por ahí y por ninguna otra parte. Las y los políticos de este país necesitan cambiar el cassette con urgencia, porque la gente está cada vez más aburrida. Y si siguen con la misma cantaleta, se corre el riesgo de que la internet, que es una herramienta potencialmente poderosa y se presta para hacer propuestas dinámicas, para innovar y para refrescar la política y sus prácticas quede convertida en un charco, y se parezca cada vez más a esos típicos debates que cada 4 años nos toca sufrir a las y los electores: "aquí, don X, tengo este papel que dice que usted recibió, dejó de recibir, se robó, le robó, me robó, hizo, dijo o cantó, salió de su casa sin lavarse los dientes, bla, bla, bla, bla".
Esperemos a ver qué nos depara la campaña 2010.